Una taza de café, un buen recurerdo, añoranzas; mientras en el campo,
después de una noche lluviosa, se preparan los recolectores de café
después de un fin de semana metidos en las casas de cita buscando las
viejas mas buenas que han venido a vender placeres; cigarrillos, trago,
limon y soda y un tendido de putas para que engalanen esta mesa.
Después del desorden hay que trabajar, se acabaron los chavos, casi
borrachos recogen los canastos para ir al corte, el banderero marca el
surco, el administrador ordena su gente, para aquellos que están casi
dormidos por el trasnocho les proporciona un buen vareta, esa
marihuanita les da un buen rendimiento y no sienten el frió del cafetal
ni la picaduras del barbas de indio que son dolorosas, pero bueno suena
el silbato y empieza la carrera, a coger café se dijo, por aquí que es
mas derecho, ojo ¡ grita el patrón ¡ solo el café maduro, el pinton
queda para la próxima semana¡, parecen como poseídos OH claro poseídos
por la vareta, vacano les dieron la dosis del día; Llega la hora del
desayuno, chocolate aguado para que rinda y una tostada, (los cogedores
a esa hora están empapados con el agua de la noche anterior, embarrados
por las caídas constantes, a unos pocos se les cae el café al suelo y a
recogerlo, ah claro estamos en ladera, aquí coger café no lo hace todo
el mundo), en algunas fincas les dan calentado ahh que rico, bueno,
terminado el desayuno continua la cogida y asi hasta el medio día, entre
risas, chistes, y cuentos, llega el almuerzo, por lo regular sancocho,
pero no es tres carnes, ni sancocho valluno ( de cola) no, es algo así
como una revoltura de plátanos, algo de yucas y papa de la mas barata de
esa guanosa o papa cidra, en sustancia de hueso carnudo, luego en medio
de una horrenda nube de mosquitos van ha hacer la siesta bajo cualquier
árbol que les de sombrío, hasta la una, donde se levantan canasto al
cinto y otra vez al corte, hasta las tres que les llega un poco de agua
con limón y por ahí entre semana cualquier aguachocolate con una arepa,
hasta las cinco de la tarde cuando empiezan a desfilar a veces por unos
despeñaderos que dan miedo, agarrados de la maleza para no votar el
café que llevan en los bultos hasta la pesa, después de pesar el café lo
llevan a la tolva en la maquina de pelar café, después alguno se bañan,
fuman cigarrillos mientras llegan los frijoles, que delicia, frijoles
con arroz y huevo algunas veces, chicharrón del mas barato, otros no se
bañan, para que, si la cáscara guarda el palo dicen, luego juegan
frijolito, parques o domino, mas tarde a dormir, van a los cuarteles,
allí es la esencia, esos dormitorios son una sincronía de olores,
pecueka, chucha, aliento a cigarrillo, allí se pierde el sentido de la
vida, allí solo se piensa como el animal, en nada, sueñan con la putas
que dejaron en la casa de cita aquella, hay que volver piensan.
Después de una semana de estar yendo, viniendo, trayendo y llevando,
llegó el viernes, liquidación y esperar el sábado para repetir la
historia.
Datos e historias recolectada por mí en algunas fincas y narradas por
sus actores, además, cuentan historias que no se podrían publicar;
entre los recolectores, encontré: niñas y niños menores claro
recolectando café en compañía de los padres y a veces hasta con sus
abuelos, además encontré mujeres que velan por sus familias, abuelos y
abuelas de más de 70 años, personas del tercer sexo, tribus de indígenas
enteras, además las fincas donde recolecté esta información, tratan muy
bien todo el personal y están atentos a cualquier accidente o necesidad
de los recolectores, pero esto, me contaban se da en muy pocas fincas,
las mas organizadas.
E l patrón hace cuentas, cuanto me gasté, cuanto me queda, esta
cosecha estuvo muy mala, el invierno la daño o fue el verano ya no
recuerdo cual fue el cuento de la cosecha anterior pero bueno hay que
chillar, eso si porque finquero que no chille no es finquero.
Bueno volvamos al personaje principal de esta historia, después de
lavado, el café va a la elba, donde atrapa el calor del sol, donde esas
ondas creadoras se matizan en tan hermoso grano, es donde los Dioses del
sabor dejaron su aroma cuando estuvieron en esta tierra, luego es
empacado, llevado al mercado y vendido al mejor postor, puede ser en la
cooperativa de caficultores o en otra compra, a lo mejor no es el mejor
precio, quizás allí lo vende porque les han subsidiado durante la
cosecha; para luego ser tostado y posterior molido, ese grano que en su
historia tiene muertos, risas, filósofos, chistes, amores, trago y
mercaderiotas de todo tipo, tostadores especiales y molenderos,
historia que se vive desde la siembra del café, deshierbas ,
recolección, ese rojo grano cultivado por liberales, conservadores,
blancos y negros, ese rojo grano que ha sido testigo de amores, de
guerras, de muertes y que posteriormente será empacado y distribuido en
los mercados de Colombia y el mundo, ese grano seco que atrapo el cosmos
en su interior , que atrapo el Dios del sabor y del aroma en su
interior, es la taza de café que hoy nos tomamos acompañada de un buen
recuerdo o una añoranza o que desfilan por nuestros recuerdos un sin
número de visiones de nuestro amado pueblo, su neblina pintando figuras
cundo se la engulle la montaña, el olor a cafetal, combinado con jazmín
de noche o tal vez el aroma de azahares en las mañanas de nuestro campo o
el ruido de sus riachuelos en las silenciosas y frescas noches.
Sevilla ha sido: Capital Cafetera de Colombia, y nunca hemos visto
progreso producto del título endilgado, producimos del café más suave
del mundo, pero nos tomamos el café más amargo (pasilla) fue la ciudad
más violenta del País, título que nos ganamos por los políticos de la
época, cuando imponían su color a punta de pistola.
Hoy estamos en paro por las indolencias gubernamentales, de querer
quebrar los pequeños caficultores para así desaparecer el titulo
otorgado por la unesco, de paisaje cultural cafetero, quebrados los
pequeños caficultores se acaba el café, desaparece el titulo y luego
minería a destajo y nuestro suelo envenenado y vuelto mierda.
Hace un tiempo, al café le dio roya, hace poco lo ataco la broca,
luego el tenaz invierno ha ido exterminando el preciado grano, ha ido
muriendo lentamente, esos Dioses del sabor y de la aroma nos han
abandonado, el café va muriendo lentamente y con el mi amado pueblo.
Respiremos PAZ para transmitirla, cual enfermedad virulenta, para que todos nos contagiemos de PAZ.
jairvalenciagaspar@yahoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario