GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN
(El control y la conquista de las mentes)
A. La Guerra Psicológica
(Principios estratégicos)
Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation
Warfare – 4GW) es el término usado por los analistaas y estrategas militares
para describir la última fase de la guerra imperialista de conquista, en la era
de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas.
Si bien la Guerra de Cuarta Generación cuenta con
un nivel de desarrollo militar contenido en los principios teóricos de su
doctrina escrita por estrategas militares, a partir de la década del 80,
nuestro trabajo solo tocará los aspectos de desarrollo social de la misma.
El desarrollo tecnológico e informático, la
globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública
mundial, convirtieron a la Guerra Psicológica mediática en el arma estratégica
dominante de la 4GW, a la que se agrega una variante “contraterrorista” tras
los ataques explosivos del 11-S en EEUU.
De esta manera, y a partir del 11-S
norteamericano, la “Guerra Psicológica” (con su variante la “Guerra
Contraterrorista”) conforma la columna vertebral estratégica de la Guerra de
Cuarta Generación, con los Medios de Comunicación convertidos en los nuevos
ejércitos de conquista.
La Guerra Psicológica conforma el estadio superior
de las estrategias de control y dominación ensayadas hasta ahora por los
sistemas imperialistas (dominación del hombre por el hombre) que se fueron
sucediendo hasta llegar al sistema capitalista.
En la Guerra Psicológica (columna vertebral de la
Guerra de Cuarta Generación, sin uso de armas) las operaciones con unidades
militares son sustituidas por operaciones con unidades mediáticas.
La Guerra Psicológica, a su vez, nace en un
particular estadio del capitalismo caracterizado por una revolución en el campo
de las ciencias sociales y de la comunicación estratégica.
Dicha revolución se complementa con una revolución
en el campo de la tecnología de las comunicaciones y de la informática, creando
las bases para una comunicación estratégica globalizada basada en principios
científicos.
A su vez las técnicas científicas de comunicación,
potenciadas a escala masiva y planetaria por los grandes conglomerados
mediáticos del capitalismo, crearon las bases para su utilización en
estrategias de manipulación y de control social desarrolladas a partir de los
objetivos de la dominación imperial-capitalista.
Esta situación creó las bases operativas y
estratégicas para el control y dominio de las sociedades y países, sin recurrir
a la utilización de la guerra militar.
De esta manera (y con pocas excepciones como Irak
y Afganistán, y otros objetivos en carpeta del Imperio, como Irán y Siria) la
actual guerra imperialista por apoderamiento de mercados y países ya no se
desarrolla en el plano de la conquista militar-territorial, sino en el plano de
la conquista psicológica-social instrumentada mediaticamente.
Los nuevos gerentes de enclave en el mundo
dependiente (los políticos modernos) sustituyen cada vez más la represión y el
control por medios policiales, por la represión y el control por medio de
operaciones mediáticas con aplicación de consignas de “criminalización” de los
conflictos sociales.
En su definición técnica, “Guerra Psicológica”, o
“Guerra sin Fusiles”, es el empleo planificado de la propaganda y de la
acción psicológica orientadas a direccionar conductas, en la búsqueda de
objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al uso de la
armas.
Los ejércitos militares, son sustituidos por
grupos operativos descentralizados especializados en insurgencia y
contrainsurgencia, y por expertos en comunicación estratégica y psicología de
masas.
El desarrollo tecnológico e informático de la era
de las comunicaciones, la globalización del mensaje y las capacidades para influir
en la opinión pública mundial, convirtieron a las operaciones de acción
psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW.
Como en la guerra militar, un plan de guerra
psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
La guerra militar y sus técnicas se revalorizan
dentro de métodos científicos de control social, y se convierten en una
eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.
A diferencia de la Guerra Militar convencional, la
Guerra de Cuarta Generación no se desarrolla en teatros de operaciones
visibles.
No hay frentes de batalla con elementos
materiales: la guerra se desarrolla en escenarios combinados, sin orden
aparente y sin líneas visibles de combate, los nuevos soldados no usan uniforme
y se mimetizan con los civiles.
Ya no existen los elementos de la acción militar
clásica: grandes unidades de combate (tanques, aviones, soldados, frentes,
líneas de comunicación, retaguardia, etc).
Las bases de planificación militar son sustituidas
por pequeños centros de comando y planificación clandestinos, desde donde
se diseñan las modernas operaciones tácticas y estratégicas.
Las grandes batallas son sustituidas por pequeños
conflictos localizados, con violencia social extrema, y sin orden aparente de continuidad.
Las grandes fuerzas militares son sustituidas por
pequeños grupos operativos (Unidades de Guerra Psicológica) dotados de gran
movilidad y de tecnología de última generación, cuya función es detonar
desenlaces sociales y políticos mediante operaciones de guerra psicológica.
Las unidades de Guerra Psicológica son
complementadas por Grupos Operativos, infiltrados en la población civil con la
misión de detonar hechos de violencia y conflictos sociales.
Las tácticas y estrategias militares, son sustituidas
por tácticas y estrategias de control social, mediante la manipulación
informativa y la acción psicológica orientada a direccionar conducta social
masiva.
Los blancos ya no son físicos (como en el orden
militar tradicional) sino psicológicos y sociales. El objetivo ya no apunta a
la destrucción de elementos materiales (bases militares, soldados,
infraestructuras civiles, etc), sino al control del cerebro humano.
Las grandes unidades militares (barcos, aviones,
tanques, submarinos, etc) son sustituidas por un gran aparato mediático
compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión.
El bombardeo militar es sustituido por el
bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas,
misiles y proyectiles del campo militar.
En la Guerra sin Fusiles, la Guerra de Cuarta
Generación (también llamada Guerra Asimétrica), el campo de batalla ya no está
en el exterior, sino dentro de las mentes.
Las operaciones ya no se trazan a partir de la
colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la
colonización mental para controlar una sociedad.
El objetivo estratégico ya no es el apoderamiento
y control de áreas físicas (poblaciones, territorios, etc.) sino el
apoderamiento y control de la conducta social masiva.
Las unidades tácticas de combate (operadores de la
guerra psicológica) ya no disparan balas sino consignas direccionadas a
conseguir un objetivo de control y manipulación de conducta social masiva.
B) Soldados invisibles
(Alienados Programados-AP)
En su desarrollo mediático-social, los jefes y
oficiales de Estado Mayor de la Guerra Psicológica (4GW) ya no son militares,
sino expertos comunicacionales en insurgencia y contrainsurgencia, que
sustituyen a las operaciones militares por las operaciones psicológicas (OPS).
Ya no desarrollan sus planificaciones en
unidades o cuarteles militares, sino en laboratorios encubiertos de
comunicación estratégica donde se diseñan los planes de Guerra Psicológica a
ser ejecutados por las grandes estructuras mediáticas de comunicación masiva,
infiltradas por la inteligencia de la OPS.
El nuevo soldado, y su vez blanco táctico de las
operaciones psicológicas, es el individuo-masa modelado a partir de la
ideología consumista nivelada planetariamente como estrategia de mercado por
las trasnacionales capitalistas.
En la Guerra Psicológica, la potencia de fuego del
soldado militar es sustituida por la potencia social del individuo-masa con su
conducta manipulada hacia objetivos de control y dominación social, fijados por
el capitalismo trasnacional para conquistar mercados y controlar a las
sociedades consumistas.
Manipular, controlar, y convertir a este
individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control y dominio
político-social es el objetivo estratégico clave de la Guerra Psicológica.
Mediante la manipulación y direccionamiento de
conducta por medios psicológicos el individuo-masa se convierte en “soldado
cooperante” de los planes de dominio y control social establecidos por el
capitalismo trasnacional y la potencia imperialista regente.
Es a la vez, víctima y victimario, de las
operaciones psicológicas, ya que se convierte en una célula
consumista-trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes
de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.
Por ejemplo:
El movimiento piquetero (desocupados) de la
Argentina fue desactivado, virtualmente sacado de la calle y condenado
socialmente, a partir de consignas que lo asociaban con la vagancia, la
violencia, y el desorden, hábilmente recreadas y manipuladas por las
estructuras mediáticas del sistema.
El blanco de esas consignas era el AP (Alienado
Programado), tanto de clase alta, media o baja, que a través de esas consignas
machacadas día y noche en su cabeza, terminó viendo al piquetero como el
enemigo número uno de la sociedad.
Esto permitió al gobierno de Kirchner encarcelar a
sus dirigentes y mandar a reprimirlos policialmente con total impunidad, e
indiferencia por parte de la sociedad de los AP.
De esta manera, y a través de este ejemplo, se
verifica la doble condición de víctima, y la vez victimario, del Alienado
Programado (AP) a partir del consumismo, no ya de productos sino de eslóganes y
titulares recreados por el consumismo informativo.
C) Colonización mental
(Del “consumismo de productos” al “consumismo de
información”)
El individuo-masa, o AP (Alienado Programado), se
desarrolla en la primera fase de las operaciones psicológicas orientadas a
imponer la sociedad de consumo capitalista en las áreas dependientes del Tercer
Mundo, a fines de la década del 50, y experimenta su máximo nivel de
desarrollo con el advenimiento de la era de las comunicaciones globalizadas a
fines de los 80.
El Alienado Programado (AP) es el prototipo de
“hombre universal” modelado por las políticas niveladoras consumistas impuestas
por las trasnacionales capitalistas a escala planetaria.
EL AP no está programado para pensar (desarrollo
reflexivo) sino para consumir productos capitalistas por medio de consignas
(eslóganes) y de imágenes sin ninguna relación entre sí.
Utilizando técnicas y estrategias de la Guerra
Psicológica, los laboratorios estratégicos de comunicación publicitaria
comenzaron a modelar al individuo-masa (el AP) a partir del surgimiento
de la sociedad de consumo capitalista en los años 50.
Un AP está programado para consumir: desde
productos, espectáculos, modas, hasta presidentes (gerentes de enclave de las
trasnacionales capitalistas) vendidos por medio de técnicas de marketing y de
campañas electorales manipuladas por operaciones psicológicas.
A excepción de los casi tres mil millones de
marginados de la sociedad de consumo capitalista, que no alcanzan los niveles
de supervivencia, el resto de la sociedad mundial (tanto en el mundo
dependiente como en el mundo de las potencias capitalistas dominantes) está
programada a partir de una estructura piramidal de AP (individuos-masa)
nivelados por la ideología del consumo capitalista.
Un AP es un nivelado universal por la cultura
del consumo.
El consumo (no el pensamiento razonado con lógica
de qué y para qué), rige y parametra sus pautas de comportamiento social e
individual.
Un AP de Asia, Africa, o Latinoamérica (más
allá del idioma y la raza) viste de la misma manera y consume los mismos
productos que un AP de EEUU o de Europa.
Ropa, cortes de cabello, música, fútbol, deportes,
creencias, modas, gustos consumistas, estereotipos de conducta social, son
nivelados por igual en los AP por las trasnacionales capitalistas que han
convertido al planeta en un “gran mercado”.
Un AP (Alienado Programado), técnicamente, es una
terminal de consumo para abrir nuevos mercados y nuevas fuentes de ganancia
capitalista a escala planetaria.
Así como la acelerada concentración y
centralización del poder capitalista trasnacional impuso la incorporación
masiva de la informática para la toma de decisión económica, la sociedad de
consumo requirió de la utilización en gran escala de la publicidad comercial
destinada a crear las bases psicosociales del consumismo.
La manipulación psicológica con el consumismo
desarraigó al individuo-masa de los valores de su propia cultura, historia y
tradiciones de origen, y lo convirtió en un alienado universalizado y sin
conciencia.
El colonizado mental, el AP, el individuo-masa, es
un lumpen social cuya máxima ambición es emigrar de su país de origen hacia los
grandes centros consumistas del Imperio, como está ocurriendo en Europa y en la
frontera con México.
El máximo objetivo de un AP es consumir sin
interrogarse sobre los fenómenos de genocidio económico y las lacras sociales
emergentes de la explotación del hombre por el hombre, a los que vive en forma
alienada, sin vincularlos al sistema capitalista, del que que tampoco sabe de
que se trata.
Un AP, es la célula y la materia prima emergente
de las operaciones psicológicas trazadas para el control y direccionamiento de
conducta con fines colonizadores que lo despojó de todo atisbo de pensamiento
reflexivo y de conciencia social.
Un AP de clase baja es un declasado sin patria
(exactamente la contrapartida del proletario revolucionario con conciencia
social emergente de la Revolución Industrial) que sirve como carne de cañón y
mano de obra barata (cuando consigue trabajo) de las trasnacionales, también
sin patria, extendidas por los cuatro puntos cardinales del Planeta.
Un AP, de clase media o alta, también es un
desclasado sin patria que alimenta (desde el vértice y el medio de la pirámide)
las estructuras gerenciales, políticas, burocráticas y/o profesionales del
sistema capital-imperialista trasnacionalizado.
Pero antes que nada, un AP (más allá de cualquier
grupo de pertenencia clasista) es un alienado social construido a la imagen y
semejanza de las trasnacionales y sus necesidades de mercado.
En este cambio sutil de las matrices mentales y
culturales de las sociedades dominadas subyace la culminación de un minucioso
proceso de colonización psicológica-cultural, cuyo objetivo central se orienta
a borrar las fronteras entre el dominador y el dominado.
El perfeccionamiento del AP fue simultáneo a la
destrucción de los Estados nacionales por medio de la imposición del “libre
mercado”, la “apertura económica” y las privatizaciones de empresa
públicas impulsadas por el capitalismo trasnacional desde Washington, en la
década del 90.
La etapa de la “colonización de las sociedades”
con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era
de la “colonización mental” con el consumo de información perfeccionada con el
advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la
década del 90.
Cuando el sistema capitalista trasnacional, por
medio del consumo, niveló un “modelo único de pensamiento”, sentó las bases
psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información
periodística manipulada por operaciones psicológicas .
De manera tal, que el control de las sociedades,
en la primera etapa, por medio de la publicidad, posibilitó la segunda fase: el
control ideológico, a través del consumo de información periodística, también
nivelado a escala planetaria por el aparato mediático controlado por las
trasnacionales del Imperio.
Con la nivelación consumista se establecen las
bases para el AP consumidor de “órdenes psicológicas” manipuladas a través de
la información fragmentadora y “anti-reflexiva” del llamado “periodismo
espectáculo”.
De esta manera el AP, se convierte en la célula
terminal del sistema de colonización mental nivelado a escala universal por el
aparato mediático-informativo controlado por el capitalismo trasnacionalizado.
Sin la primera fase de colonización de las sociedades
por medio del consumismo, la colonización de la mente del hombre por medio de
la información manipulada, hubiera sido imposible.
D) Objetivo estratégico
(La función de la Guerra Psicológica)
Los nuevos proyectos geopolíticos de conquista
imperialista en la era trasnacional de las comunicaciones requieren de
sofisticadas estrategias de Guerra Psicológica para su imposición sin el uso de
las armas.
Los fines prescriptos por la estrategia de
dominación con la Guerra Psicológica son los mismos que se utilizan con la
guerra militar: dividir, atomizar, controlar al individuo-masa de las
sociedades dependientes (el AP). Es la lógica de Maquiavelo aplicada por
medios científicos y tecnológicos.
La Guerra Psicológica librada en el plano de la
comunicación estratégica y de las grandes estructuras mediáticas (los nuevos
ejércitos de conquista) no se hacen por la conquista misma, sino en la búsqueda
de un objetivo estratégico orientado en los intereses económicos de las
potencias y las trasnacionales capitalistas.
La función de la Guerra Psicológica
imperial-capitalista actual se orienta en tres objetivos claves:
1) Conquista de mercados emergentes (sociedades y
países periféricos), mediante la imposición de la “cultura consumista” nivelada
y globalizada por los medios masivos de comunicación, actuando sobre la
psicología del hombre AP convertido en individuo-masa.
2) Control y dominación social (en los países
dependientes), orientado a la represión y/o neutralización de conflictos
sociales que amenacen el desarrollo de los planes empresariales y la
acumulación y expansión de la ganancia capitalista trasnacional.
3) Disputas ínter-potencias por los mercados,
destinada a sustituir a la guerra militar por áreas de influencia (también por
conquista de mercados) enterrada con la guerra Fría.
Una plan de Guerra Psicológica, no se hace
con soldados y armas militares sino con medios de comunicación e individuos
masificados (los AP) nivelados universalmente por los mismos estereotipos
culturales y sociales.
El mensaje mediático nivela y masifica al
individuo universal en una sola frecuencia comunicacional.
La realidad es sustituida por la percepción de la
realidad a través del mensaje mediático-periodístico convertido en consignas,
eslóganes y títulos, antes que en pensamiento reflexivo totalizado.
A través de la manipulación psicológica y el
control ideológico, la sociedad civil, el individuo-masa suplanta a los
soldados militares en el campo de batalla.
En la Guerra Psicológica, la potencia de fuego del
soldado militar es sustituida por la potencia social del individuo-masa con su
conducta manipulada hacia objetivos de control y dominación social, fijados por
el capitalismo trasnacional para conquistar mercados y controlar a las
sociedades consumistas.
Manipular, controlar, y convertir a este
individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control y dominio
político-social es el objetivo estratégico clave de la Guerra Psicológica de
última generación.
E) Las operaciones psicológicas
(Falsa percepción de la realidad)
Veamos un ejemplo de operación psicológica con el
“terrorismo”:
Después de los atentados en Londres las cadenas
televisivas y los grandes diarios titulaban en molde “catástrofe”: “Los ataques
terroristas en Londres desatan el temor mundial”, o el “El terrorismo amenaza
al mundo”, rezaban algunos de esos titulares.
Los titulares iban acompañados de imágenes
catastróficas, con caos y terror reflejados en los rostros de los que lograron
escapar de los atentados en el metro de Londres.
Esas imágenes y titulares fueron repetidos
hasta el infinito durante las primeras veinticuatro horas, con las grandes
cadenas trasmitiendo en vivo, mientras los conductores y analistas recreaban
sin cesar las consignas de “miedo al terrorismo”.
La operación psicológica-mediática se
complementaba con funcionarios que, desde Bush y Blair para abajo, acusaban de
los atentados al “terrorismo internacional” y advertían sobre la “amenaza de
nuevos ataques”.
En la realidad, durante el 7-J habían
detonado tres bombas matando a 57 personas en Londres, con un efecto
destructivo circunscripto a un pequeño radio de la ciudad.
Ante el titular de la CNN: “el terrorismo causa
otra tragedia mundial” por la muerte de 57 británicos, si la mente fragmentada
y bombardeada del AP nivel promedio estadístico realizara correctamente la
operación información-procesamiento-síntesis, concluiría que solo en Irak
mueren todos los días esa cantidad de personas, y ninguna cadena titula: “El
Imperio norteamericano causa otra tragedia mundial”.
Y ni que hablar del efecto que causaría en la
mente de un AP un bombardeo mediático, en vivo, y durante las 24, con un
titular de la CNN y de las otras cadenas que dijese, por ejemplo: “Tragedia
mundial: Cada tres segundos un niño muere de hambre en el mundo”.
Pero ese titular nunca va a aparecer ni va ser
objeto de un bombardeo mediático por parte de la CNN y las otras cadenas,
sencillamente, porque los hambrientos no son materia de utilización de
operaciones psicológicas con fines de control social, que realiza el mismo
sistema de poder que produce los hambrientos.
El atentado del 7-J fue localizado en Londres,
pero el bombardeo mediático posterior con imágenes y consignas de terror
(difundidas en vivo y simultáneamente por todo el planeta), potenció el miedo
haciendo que que el televidente sufriera sus efectos como si hubiera ocurrido
en su barrio.
De esta manera, los efectos de la manipulación
psico-mediática del hecho terrorista ocurrido en Londres, con sólo tres bombas
detonadas a distancia, se multiplicó infinitamente (casi como una bomba
nuclear) borrando las fronteras entre realidad e irrealidad.
Por el mismo mecanismo psicológico con que el
individuo-masa (mujer u hombre) vive una película o telenovela como si fuera su
propia realidad, la inducción mediática masiva del terror por vías
psicológicas, hizo que la mayoría viviera el hecho terrorista (solo
circunscripto a un sector de Londres), como si el terrorismo y la “amenaza
terrorista” fueran parte integrante de su realidad diaria.
De esta manera, y mediante la potencia niveladora
y globalizadora de la imagen y de las consignas mediáticas el hecho particular
(el ataque a Londres) se convirtió en un hecho general masivo falsamente
percibido por las mayorías niveladas por la comunicación globalizada.
El individuo-masa, el AP, manipulado
psicológicamente, incorporó una realidad ajena y localizada (el ataque
terrorista con tres bombas en Londres) como si hubiera ocurrido en su barrio o
en el living de su casa.
La realidad se convirtió en percepción mediática
de la realidad y desató una “conducta de terror” manipulada a distancia por los
operadores psicológicos de la Guerra de Cuarta Generación.
Las imágenes, títulos y consignas disparados en
forma de “bombardeo mediático” hicieron que el televidente recreara su propios
miedos en el ataque terrorista de Londres, lejano y distante de su realidad
existencial concreta.
Desde que Bush y el Imperio estadounidense
instalaron la “guerra contraterrorista” (una variante táctica de la guerra
psicológica) tras los atentados terroristas del 11-S, no ocurrió ningún otro
ataque en suelo norteamericano.
En el orden internacional, no ocurrieron más de 10
atentados terroristas en todo el mundo, entre los que deben computarse los más
mediatizados: el 11-M español, y el 7-J británico.
No obstante esta realidad, estadísticamente
localizada y circunscripta, las sociedades norteamericana y mundial
incorporaron masivamentete el “miedo al terrorismo” y la “amenaza terrorista”
como parte de su realidad diaria.
Por otra parte, todos los sondeos revelan que,
tras un bombardeo mediático con imágenes y consignas de miedo, no solamente la
sociedad norteamericana, sino la europea y el resto de la sociedad mundial,
priorizan el terrorismo como la principal amenaza que acecha a la humanidad.
Estudios posteriores a las presidenciales
norteamericanas de noviembre de 2004, demostraron que la aparición de Bin Laden
amenazando a EEUU en un video, difundido a pocas horas de los comicios, fue
clave para arrimar votos indecisos a la candidatura por la reelección de Bush.
Este es el mejor ejemplo de como, a través de las
operaciones psicológicas mediáticas globalizadas, se induce un hecho lejano y
localizado (el ataque terrorista) como si fuera la mayor amenaza que azota a la
humanidad sin distinción de países.
De esta manera se hace realidad el objetivo clave
de la Guerra Psicológica: convertir al individuo-masa (Alienado Programado-AP)
en “soldado cooperante” de los planes imperiales de control y dominio social,
tanto en el Imperio como en el mundo dependiente.
F) Plan de Guerra Psicológica
(Niveles tácticos interactivos)
En un plan estratégico de Guerra Psicológica, los
operativos de la OPS (Operaciones Psicológicas) diseñan y ejecutan planes
y estrategias de control social, en tanto que los Grupos Operativos Especiales
(GOE) diseñan y ejecutan planes y estrategias de conflictos y detonantes
sociales como complementos operativos de la OPS.
Operativamente, la Guerra Psicológica se
desarrolla en tres niveles tácticos-interactivos:
A) Un Plan de Conflicto = Detonante Primario
B) Un Plan de Operación Psicológica = Manipulación
y Objetivo
C) Un Plan de Acción Política = Aprovechamiento y
Beneficiario
Veamos un ejemplo práctico:
A) Plan de Conflicto:
Unidades OPS de la CIA y el Mossad detonan una
provocación religiosa contra la comunidad islámica internacional operando la
publicación de caricaturas ofensivas de Mahoma en la prensa europea.
Simultáneamente (y en forma interactiva) los GOE,
infiltrados entre grupos fundamentalistas islámicos, detonan protestas
violentas contra las caricaturas de Mahoma, con muertos, heridos y quemas de
embajadas en Europa, Asia, África y Medio Oriente.
Objetivo Táctico: detonar el conflicto y crear el
contexto de las operaciones psicológicas.
B) Plan de Operación Psicológica:
Unidades OPS infiltradas en las grandes cadenas
mediáticas operan un plan de consignas y de imágenes (bombardeo mediático)
articulado en dos movimientos tácticos:
1) difusión potenciada de las imágenes con los
hechos más violentos protagonizados por los grupos infiltrados por los GOE.
2) Acompañamiento de las imágenes con titulares y
comentarios que contienen tres consignas clave: “violencia (islámica)”,
“guerra religiosa (islámica)”, “protestas violentas (islámicas)”, que se
encuentran simultáneamente en todas las cadenas acompañando a las imágenes con
disturbios, edificios ardiendo y represión con muertos y heridos. El “islamismo
fundamentalista” es el protagonista central en el bombardeo mediático durante
una semana.
Objetivo Táctico: vincular al mundo islámico con la
violencia, la guerra y el desorden social.
C) Plan de Acción Política:
Simultáneamente a las protestas violentas y a las
imágenes y consignas manipuladoras difundidas a escala planetaria, Bush y sus
funcionarios de primer nivel (Cheney, Rumnsfeld y Condoleeza Rice), asesorados
por OPS del equipo estratégico de la Casa Blanca, salen a denunciar a Irán como
el instigador principal de los disturbios violentos con muertos, heridos, e
incendios de embajadas.
Sincronizadamente, el Estado Mayor militar y el
gobierno de Israel (por medio de sus principales funcionarios) también
denuncian a Irán como el principal responsable de las protestas religiosas
violentas.
Washington y Tel Aviv, en sus denuncias, también
asocian, sutilmente, a Irán con un plan de “terrorismo nuclear”.
Objetivo Táctico: situar a Irán como promotor de
un plan del “fundamentalismo islámico violento” desatado en todo el mundo.
D) El Resultante:
El resultante se define por una verificación del
objetivo buscado con el plan OPS: sondear el consenso (dentro y fuera de EEUU)
para un ataque militar a Irán.
Tras una semana de acción mediática combinada de
las operaciones A, B, y C, dos sondeos revelaban que casi dos tercios de la
sociedad norteamericana respaldaba un ataque militar de EEUU a Irán.
Los dos sondeos (realizados respectivamente por el
Centro Pew y Los Ángeles Times) indicaban también que la misma cantidad
de estadounidenses (casi dos tercios) consideraban a Irán como “la
amenaza número uno“, por delante de China, Irak y Corea del Norte.
Un 82 por ciento aseguró que, de completar con
éxito el enriquecimiento de uranio, Irán facilitaría armamento nuclear
terroristas.
De realizarse en Europa, seguramente los sondeos
arrojarían resultados parecidos. Las mediciones de los OPS son secretas.
E) Clave de la operación:
El plan OPS con las caricaturas sirvió como modulo
experimental y operación de testeo para un plan estratégico de Guerra
Psicológica orientado, en su primera fase, a “preparar el terreno”
(consenso internacional y estadounidense) para una operación militar
contra Irán argumentada en dos consignas y una conclusión: “Terrorismo
Nuclear”+”Violencia Islámica” = “Peligro Irán”.
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